A menos de 10 minutos conduciendo o 25 minutos cuesta arriba caminando desde el pueblo de San Ignacio, el sitio de las ruinas mayas de 2 acres llamado Cahal Pech es un paseo agradable para una mañana o una tarde.
Los arqueólogos descubrieron el sitio en la década de 1950, pero las excavaciones no comenzaron hasta 1988. Los investigadores creen que el sitio fue ocupado desde 1200 a.C hasta 900 d.C. Los primeros pobladores de Cahal Pech vivían en casas de techo de paja sencillas con vistas al valle y la selva. Aprovechando de la tierra rica por encima del Río Belice, estos colonos sobrevivieron de una variedad de cultivos como el maíz, frijol, chile y calabaza.
Desde 900 a 300 a.C las comunicaciones con el vecino Maya llevaron a una expansión de la comunidad y se construyeron una serie de estructuras nuevas para el uso de rituales y ceremonias especiales. Además, se produjeron nuevas formas de arte de cerámica, y en el año 300 d.C, Cahal Pech había florecido en uno de los centros comerciales principales de la región para la cerámica, así como para el cacao.
En el apogeo de su ocupación, entre 10.000 y 20.000 personas vivían en Cahal Pech, y la mayoría de la población eran campesinos que vivían en la periferia, con un número pequeño de élites viviendo en el centro de la comunidad. Una mayoría de templos y palacios grandes que son visibles hoy en día, fueron construidos entre los años 600 y 800 d.C
En la actualidad, el sitio contiene 7 templos mayas y 34 estructuras, incluyendo edificios residenciales y dos juegos de pelota. La arquitectura de los bloques de piedra caliza de las pirámides es similar a otros sitios en la región, y el templo más alto es de 77 pies (24 m) de altura. Cientos de figuras modeladas a mano, nueve estelas y un altar han sido descubiertos en el sitito. El lugar cuenta con un museo modesto que brinda información detallada sobre las ruinas con objetos en exhibición.
El nombre de Cahal Pech (Lugar de garrapatas) se derivó poco después de su descubrimiento cuando se utilizaba la tierra para el pastoreo de ganado, por lo tanto un refugio para las garrapatas. Hoy en día, los jardines están en buen estado, pero los visitantes todavía deben llevar repelente de insectos.
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