El Parque Nacional Tikal es uno de los más antiguos y famosos de Guatemala. Creado en 1956, cubre 222 millas cuadras (575 sq. Km) de bosque tropical primario y protege todo tipo de especies vegetales y animales. Las ruinas mayas, muchas de ellas tal vez aún por descubrir, también están bajo esta protección. Como tal, un viaje aquí les permite a los visitantes la oportunidad de experimentar algunos de los mejores atractivos naturales y culturales de Guatemala.

El parque es enorme y se encuentra en el borde de la Reserva de la Biosfera Maya. Las visitas al parque pueden ser de un día hasta una semana, realmente depende de cuánto tiempo usted tenga y lo mucho que quiera hacer. Las excursiones de un día suelen ser un tiempo suficiente para ver las ruinas. Sin embargo, alojarse en el parque durante la noche, le permitirá disfrutar de todo el sitio con pocas personas. A medida que los turistas se retiran, tendrá todo el lugar para usted solo. Observar el amanecer o el atardecer desde la cima del Templo IV es realmente mágico.

Hay tres hospedajes y un área para acampar dentro del Parque Nacional Tikal. Los albergues son bastante cómodos y permiten un acceso óptimo a este Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus habitaciones son bastante cómodas y pueden incluir un baño privado y ventilador de techo. Hay opciones más básicas disponibles, incluyendo dormitorios, hamacas y área de acampar.

La electricidad en el parque puede ser irregular, pero suele ser bastante fiable en la mañana y tarde. En cuanto a la comida, su mejor opción es comer en el albergue. Por lo general tienen una tarifa razonable que incluye platos con carne, sándwiches, pastas y ensaladas. También hay comedores dentro del parque que sirven comida guatemalteca básica.

Una alternativa para alojarse en Tikal es reservando un hotel en Flores o El Remate. Ambos destinos son preciosos y se ubican a lo largo del lago Petén Itzá.