La cultura Nazca floreció aproximadamente desde los años 100 a.C hasta 800 d.C en los valles fluviales del Río Grande de Nazca y el valle de Ica. La cultura Paracas, uno de los "padres" de la Nazca junto con sus invasores del Topará, son una de las más curiosas civilizaciones antiguas y su huella en Nazca incluye trepanación ritual (agujeros de perforación en la cabeza) y el alargamiento del cráneo. Estas prácticas producen los cráneos misteriosamente alterados que se pueden ver en los museos, como el Museo Antonini en la ciudad de Nazca.

Nazca era también un pueblo con talento, sus cerámicas y textiles así lo destacan además de sus geoglifos, una hazaña prácticamente imposible. Este pueblo también alcanzó un importante avance en la ciencia de la irrigación, ya que construyeron acueductos subterráneos que sorprendentemente todavía se utilizan.

Después de explorar la historia y el paisaje de la costa sur, puede ser el momento de tomar un descanso en una de las muchas haciendas y disfrutar de la música afro-peruana, la danza y la gastronomía. La música interpretada en estas ex haciendas labradas por esclavos, que ahora son hoteles y clubes, se deriva de la trata transatlántica de los prisioneros y es un ingrediente esencial en la música popular peruana contemporánea: su ritmo potente y atractivo de la influencia afrocaribeña es perfecto para tener un animado baile después de disfrutar de la comida y el vino local o por supuesto, un auténtico pisco sour.