Un hotel boutique que no escatima en lujos, el Iguana Crossing equilibra lo moderno de sus instalaciones con una misión ecológica en armonía con la isla a la que llama hogar.

Isabela es la isla más grande y una de las más intactas del archipiélago de las Galápagos, famosa por su abundante y peculiar ecosistema. Los viajeros están impresionados por sus playas aisladas, donde siempre hay muchos más animales que personas. Caminos secretos sobre rocas de lava, lagunas llenas de árboles de mangle, volcanes y bosques de altura crean este mágico lugar tan pacífico y silvestre. Accesible al público sólo por barco, Isabela es un hábitat seguro para su increíble población animal, incluyendo las tortugas gigantes que se reproducen y nacen sobre sus playas así como los flamencos rosados ​​que se pueden ver a lo largo del paseo marítimo.

Pero incluso una isla sin semáforos necesita una regla: frenar por las iguanas. Puerto Villamil, la mayor ciudad de Isabela, es el hogar de muchas iguanas e incluso hasta la policía detiene el paso para que ellas deambulen a través de la única intersección controlada de la isla, Iguana Crossing. Nombrado por este lugar especial, el Iguana Crossing Boutique Hotel está en verdadera armonía con esta isla, construido con materiales nativos por artesanos locales y el personal del hotel son casi todos los isleños nativos. Arquitectónicamente hermoso, el edificio parece mezclarse con los humedales circundantes y la playa. La decoración interior es abierta y tropical con ventanas de pared a pared que permiten vistas continuas.

Es difícil no estar en una ubicación óptima en Puerto Villamil e Iguana Crossing no es la excepción: situado en una playa magnífica, la propiedad está inmediatamente al lado del paseo marítimo. A tan sólo media milla (0,80 kilómetros) a lo largo del paseo marítimo se encuentra el Centro de Crianza de Tortugas Gigantes, donde se nutren las tortugas bebé antes de que sean devueltas a su hábitat natural. A tres millas (4,75 kilómetros) al oeste, por la avenida Antonio Gil, está ubicado un famoso lugar de excursión llamado El Muro de las Lágrimas. El nombre se refiere a la pared en la parte superior de este sendero de montaña volcánica, la cual fue construida piedra a piedra por una colonia penal en 1945. A pesar de ser un espectáculo inquietante y misterioso, el camino hasta la pared estará lleno de personas que querrán ver las enormes iguanas a lo largo del camino. Desde los puntos más altos se pueden ver las playas llenas de lobos marinos.

El snorkeling en la isla es excelente y fácil de realizar cuando se aloje en Iguana Crossing. Las rayas águila y las tortugas marinas tienden a estar nadando en manadas en las playas cercanas. Una piscina pequeña llamada Concha de Perla está a 18 minutos caminando desde el hotel, la cual les da la bienvenida a los nadadores y buceadores que están ansiosos de ver leones marinos de cerca. Eso sí, no debe bucear en la laguna Tintoreras ya que a menudo está lleno de tiburones. Estos se ven desde el sendero que está a sólo cinco minutos a pie desde el hotel.

Las habitaciones del Iguana Crossing están muy bien equipadas además son cómodas y espaciosas. Muchos de los cuartos tienen vista al mar y balcón privado, los dormitorios que no cuentan con un panorama al mar pero son preciosos ya que tienen vista al volcán Sierra Negra. Hay televisión, teléfonos y aire acondicionado en cada habitación así como minibar, frigorífico y duchas ecológicas. Algunas habitaciones tienen cajas de seguridad. Se puede acceder al internet en el pequeño centro de negocios.

Después de un día de campo (con champán y toallas de playa que ofrece el hotel) en Playa del Amor, usted puede continuar su maravilloso día en un jacuzzi panorámico en la terraza superior del Iguana Crossing y también hay un bar y salón con una vista igualmente impresionante proporcionando un momento romántico y relajado. La cena se puede disfrutar en el restaurante del hotel. Con frutas y verduras de las granjas de la isla, la cocina de aquí mezcla recetas tradicionales con un nuevo estilo local y eco-consciente. Entre ceviche, delicias de plátano y barbacoa hechas en una piedra de lava plana, los huéspedes apenas sabrán qué elegir primero. Afortunadamente, con el ritmo tranquilo de Isabela, hay tiempo para probar todo.