Al visitar Ica, usted querrá disfrutar del medio ambiente, el aire fresco, el sol y la arena. Por suerte, los viñedos locales ya están invertidos en ese mismo proceso.

Los amantes del vino saben que una buena cosecha viene de un buen paisaje; las uvas toman el sabor de su entorno. El suelo arenoso Ica y el clima soleado crea un cóctel mineral equilibrado en el suelo, produciendo uvas que se transforman en coñac conocido como pisco, un vino delicioso. Ir en una excursión al viñedo local le permitirá tomar un sorbo del vaso Ica. En las afueras de Ica, los viñedos se encuentran normalmente cerca de los hoteles y resorts hermosos. En todos los alrededores del lugar, los viñeros llamados bodegas, sirven vinos peruanos especializados, junto con platos salados locales.

En el centro de Ica, usted podrá admirar una sección de casas coloniales pequeñas pero encantadoras. Aquí podrá contemplar exposiciones antiguas de la zona en el Museo Regional Ica. Los visitantes se sienten fascinados por las momias y otros restos de las personas que vivían en el desierto circundante, incluyendo a los Nazca. Algunos de los cráneos tienen formas extrañas alargadas, deformados a propósito para ajustarse a la estética antigua.

Mientras se hospede en Ica, deje los viñedos para realizar un recorrido por el desierto, ya sea caminando o en un cochecito. Las dunas de arenas se extienden por kilómetros. Disfrute del paisaje y realice sandboardingg, la versión de arena de snowboard, para una aventura de adrenalina fácil. Si tiene suerte, podrá encontrarse con algún fósil, un hallazgo común en las arenas movedizas de este desierto prehistórico.

Antes de retirarse del desierto, disfrute de las aguas tranquilas del Oasis Huacachina. Ha sido un punto de interés local por muchos años y según los cuentos populares, es el hogar de un espirito del agua. Hasta que usted no haya visto un oasis en persona, no podrá apreciarlo plenamente con la vegetación exuberante que florece en medio del desierto.