Al oeste de la carretera de Paquera y cerca del pueblo de Curú se encuentra este refugio pequeño en tamaño, pero grande en riqueza biológica. Antes de haber sido adquirido por la empresa Pacific Lumber en la década de 1930, las tierras que ahora forman el Refugio Nacional de Vida Silvestre Curú se utilizaban en pequeña escala para el pastoreo de ganado y un proyecto de desarrollo sostenible en la producción agrícola y tala controlada.
En 1981 la zona seca y los bosques húmedos tropicales recibieron el estatus de protección que abrió la puerta para la fundación del parque nacional, establecido sólo dos años más tarde.
Este refugio de tan sólo 84 hectáreas forma el corazón del rancho privado de 1,496 hectáreas que originalmente abarcaba toda la zona en la década de 1930. El área es el hogar de 232 especies diferentes de aves, así como multitud de plantas y animales comunes en la región. El río Curú atraviesa el parque alimentando el complejo ecosistema de manglares. La orilla del río pantanoso se transforma en una combinación de bosque húmedo y bosque tropical seco común en el sur de Nicoya, más hacia el interior.
Las Tortugas Baula y Lora utilizan las playas de arena blanca del parque para desovar durante la temporada de anidación. En este sitio podemos encontrar cómodos alojamientos por $6 la noche, una excelente opción para todos aquellos visitantes que desean pasar tiempo en el parque explorando sus muchas maravillas. La alimentación y alquiler de caballos está disponible a un precio accesible.
Podrá hospedarse en cualquiera de las localidades turísticas de los alrededores, así como planear visitas guiadas por el parque. Debido a que Curú es de propiedad privada, este tiene algunos lodges rústicos en el lugar que se pueden alquilar.
El camino hacia Curú no está pavimentado, por lo tanto, un vehículo doble tracción es sumamente recomendada para ingresar a la zona.
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