En los años recientes, Panamá ha emergido como uno de los países más importantes de Centroamérica. Su economía está creciendo a un paso muy rápido (más que todo debido a su éxito en construcción) y su población es bastante saludable y educada. Dentro de Ciudad Panamá, los rascacielos y elegantes nuevos restaurantes siempre logran llamar la atención en las noches. El crecimiento es significativamente más lento mientras más lejos se esté de la ciudad, pero algunas personas están tratando de cambiar esto desarrollando las áreas costeras y montañosas.
Los viajeros y los jubilados se están volviendo súmamente interesados en Panamá como un destino para vivir o visitar - su clima soleado, barato costo de vido, y abundantes recursos naturales sin duda son atractivos. Sin embargo, los problemas ecológicos causados por el rápido desarrollo se comienzan a asomar. Como Panamá eliga manejar - y balancear - el crecimiento económico con protección ambiental definirá su evolución durante las siguientes décadas.
Por mucho, los Panameños gozan de una buena salud. Hay agua potable (un legado de los altos estándares de higiene del Panama Canal Company) disponible para la mayor parte de la población, y el número de enfermedades es muy bajo. De hecho, no ha habido ni un sólo reporte de fiebre amarilla desde 1974, de polio desde 1972, de cólera desde 1993, o de difteria desde 1981. Los Panameños tienen acceso a comida moderadamente saludable, aunque la mayoría de mercados todavía no tienen una gran cantidad de vegetales. El gobierno provee atención médica universal (también hay opciones en el sector privado) y posee un sistema escolar competente. Todos estos factores han llevado a una esperanza de vida de 78 años, equivalente al de EEUU.
La economía de Panamá ha tenido crecimiento del PIB mayor a 7 porciento en los últimos años e históricamente ha tenido niveles bajos de inflación. Mucho del éxito del país se debe a los proyectos de construcción, incluyendo la expansión del Canal de Panamá y un sistema de tren subterráneo urbano, ambos con fecha de terminación para el 2014. La Zona Libre de Colón (la segunda zona de comercio libre más grande en el mundo) también provee grandes ingresos al país, al igual que las actividades bancarias internacionales en la capital del país. El gobierno Panameño está cortejando a los negocios y desarrolladores con incentivos como quitar impuestos de propiedad a inversionistas. Al mismo tiempo, el gobierno también promueve la minería extensiva, plantas hidroeléctricas, y proyectos turísticos a través del país.
Muchos de estos proyectos amenazan los esfuerzos de conservación ambiental. Hay carreteras siendo construidas a través de bosques, manglares siendo removidos, y algunos agricultores siguen utilizando la ténica de "corte y quema".
Panamá tuvo muy poca política ambiental hasta el siglo XX. Durante este tiempo el país comenzó a atestiguar los efectos dramáticos de la destrucción del ambiente y comenzaron a tomar pasos hacia el cambio. Esto incluyó la creación de áreas protegidas, la estipulación de leyes ambientales, y el establecimiento de organizaciones sin fines de lucro. El 76 porciento de las áreas protegidas de Panamá, cubren cerca de dos millones de hectáreas (4,942,108 acres) de tierra, el 25% del área total de Panamá, y mucho de las aguas que bordean las costas. Trece de las áreas protegidas constan de parques nacionales o marinos (al igual que un parque internacional), y el resto está formado por refugios de vida salvaje, humedales protegidos, y bosques. Todo estos son relativamente nuevos - el primero parque nacional del país, el Parque Nacional Altos de Campana, fue establecido en 1966, y todos los demás han ido surgiedo desde entonces.
Eso dicho, el gobierno no siempre hace un buen trabajo ejecutando éstas leyes y políticas; algunos cazadores y pescadores todavía trabajan dentro de áreas protegidas, y la deforestación continúa siendo un problema. Los recursos hídricos del país - incluyendo sus ríos y áreas costeras - también podrían estar en peligro, ya que las aguas residuales y basura algunas veces son descartadas directamente hacia el océano.
Sin embargo, está la esperanza de que llegue una nueva ética de conservación a Panamá. El movimiento ambientalista ha crecido exponencialmente en los últimos treinta años, y hay un gran número de personas trabajando incansablemente para promover e incentivar el desarrollo sostenible. El grupo conservacionista más grande de Panamá, la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza sin fines de lucro, o ANCON, ha presionado desde 1985 por una mayor protección ambiental.
El crecimiento económico de Panamá podría ayudar o dificultar el bienestar ambiental - y finalmente su propio éxito como nación. Si los desarrolladores decidieran sacrificar importantes áreas al aire libre a cambio de unos cuántos dólares, el país perderá muchos de sus recursos naturales. Al mismo tiempo, el crecimiento económico podría ser la mejor herramienta que Panamá tenga para lidiar con las preocupaciones ambientales. Parecido a Costa Rica, Panamá podría adoptar una perspectiva más amigable con el ambiente, escogiendo igualar los esfuerzos de conservación con el turismo en una forma que beneficie tanto a los locales como al ambiente.
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