Panamá es el hogar de seis grupos indígenas - los Ngöbe-Buglé, Emberá-Wounaan, Naso (Teribe), Guna (Kuna), Bri Bri, y Bokata. De acuerdo al censo del año 2000, estos grupos disponían de una población total que alcanzó un número ligeramente mayor a 285.000; conformando un 5-8% de la población panameña total. A pesar de la progresiva influencia de la sociedad moderna, muchos de estos grupos siguen sosteniéndose fuertemente de su cultura y lenguaje tradicional.
La mayoría de los grupos indígenas en Panamá siguen habitando las ancestrales tierras en las semiautónimas reservas conocidas como comarcas. Las tres comarcas más grandes - la Ngöbe-Buglé, Emberá-Wounaan, y Guna Yala - son el equivalente a una provincia, mientras que las dos comarcas más pequeñas - Madungandí y Wargandí - se consideran municipalidades.
Las poblaciones indígenas tienden a ganarse la vida a través de una combinación de agricultura de subsistencia, pesca, caza, y la venta de artesanías. Algunos grupos están comenzando a experimentar con el turismo (particularmente con el ecoturismo), y han tenido varios grados de éxito. Los más experimentados definitivamente son los Guna, ya que han permitido el ingreso de turistas a su prístino archipiélago en el Caribe por varias décadas.
Aún así, la mayoría de los grupos indígenas en Panamá son extremadamente pobres. Se estima que alrededor del 95% viven en la pobreza extrema, tratando de sobrevivir con apenas 1$ al día. Por lo tanto, su infraestructura es bastante básica y principalmente consiste de materiales cosechados del paisaje natural. El analfabetismo y los problemas relacionados con la salud persisten, dado a que muchas comarcas carecen de un apoyo económico estable por parte del gobierno panameño. El agua potable generalmente no se encuentra disponible, y como consecuencia las enfermedades transmitidas por el agua están descontroladas y extendidas.
Los Guna (población de 62.000) viven a lo largo de la costa oriental del Caribe en el pintoresco Archipiélago de San Blas. La increíble belleza natural de este lugar ha atraído a los turistas por décadas, y como tal, los Guna son uno de los grupos indígenas más visibles en Panamá. Su territorio no solo incluye esta cadena de 400 islas pero también una extensión montañosa de bosque en el terreno continental. Esta área corre a lo largo de la vertiente del Caribe del Darién hasta llegar a Colombia.
Los Guna llevan muchos nombres. Hasta hace poco se les conoció como los Kuna, pero en el año 2011 su nombre fue oficialmente cambiado para mejor reflejar su lengua nativa, la cual carece del sonido de la "k". Irónicamente, los Guna no se refieren a ellos mismos como "los Guna" - este simplemente se trata de un nombre que ellos le permiten a los huaga (extranjeros) utilizar para referirse a ellos. Dentro de sus propios círculos, son conocidos como los Tule (pronunciado TOO-lay).
Los Guna son una gente tremendamente independiente. Ellos han luchado varias guerras con los españoles y los Emberá-Wounaan, y en el año 1925 ganaron una revuelta encontra de la República de Panamá, ganándose el estado semiautónimo del que disfrutan hoy en día. Efectivamente, los invasores han estado intentando robar su hogar por siglos, así que no sorprende saber que los Guna son un poco cautelosos en cuanto a forasteros se trata. Hoy en día esto se refleja en su actitud hacia los turistas, la cual es un poco complicada y mezclada. Muchos le dan la bienvenida a la oportunidad económica que el turismo brinda, pero se aferran fuertemente a la idea de que los visitantes deben pagar por el privilegio de visitar su comarca (incluso tomarse una foto con los Guna le costará 1$). Sin embargo, esta reticencia ha ayudado a preservar su cultura, y con la cantidad apropiada de respeto y entendimiento los visitantes pueden obtener un maravilloso vistazo en su mundo.
La mayoría de los Guna habitan las islas en el archipiélago, aunque un considerable número de ellos todavía viven en la tierra continental en el bosque del Darién. Los Guna del continente, quienes viven en las comarcas de Madungandí y Wargandí, experimentan menos visitantes que los Guna de las islas, ya que viven en áreas remotas y tienen un recelo aún mayor por los intrusos. Son más tradicionales que los Guna de las islas y se aferran con fuerza de sus tradiciones.
Es muy fácil reconocer a los miembros femeninos de una tribú Guna, ya que su vestimenta tradicional es sumamente hermosa u ornamental. La característica más destacable es la mola, un panel tejido a mano que decora tanto el frente como la espalda de la blusa de la mujer. Los coleccionistas de arte alrededor del mundo otorgan un gran valor a estas molas por sus coloridos diseños e intrincados patrones. Los viajeros pueden comprar molas en el territorio Guna o en los mercados en Ciudad Panamá. Además, las mujeres también usan ajustadas cadenas con abalorios alrededor de sus piernas y antebrazos, al igual que anillos de oro en sus narices.
El grupo indígena más grande en Panamá son los Ngöbe-Buglé (población de 188.000). Los Ngöbe-Buglé (pronunciado NO-bay BOO-glay) en realidad están conformados por dos grupos diferentes (aunque culturalmente semejantes); los Ngöbe y los Buglé. Existen ciertas diferencias etno-lingüísticas entre los dos, pero en general la distinción es pequeña, por lo que con frecuencia se les refiere en conjunción con el otro. Convencionalmente, este grupo fue conocido como los Guaymí, pero hoy en día ese nombre ya casi no se usa.
Los Ngöbe-Buglé ganaron los derechos a una enorme comerca en el año 1977, la cual está formada por partes de las provincias de Chiriquí, Veraguas, y Bocas del Toro. La mayoría de los miembros viven en las montañas del occidente de Panamá.
Parecido a los Guna, los Ngöbe-Buglé han resistido las influencias externas por un largo tiempo y han hecho un gran trabajo preservando su cultura. Esto en parte se debe a que sus comunidades se encuentran dispersas a lo largo de enormes tractos de tierra sin desarrollar. También similar a los Guna, ellos han mantenido una autonomía política mientras que al mismo tiempo disfrutan de una representación por parte de la legislación de Panamá.
Los Ngöbe-Buglé sobreviven por medio de la agricultura de subsistencia. Los hombres utilizan técnicas de roza-y-quema para producir maíz, arroz, bananos, plátanos y mandioca. Durante la temporada del café, muchos hombres viajan a las plantaciones cercanas a Boquete para ayudar con la cosecha y traer un poco de ingresos a sus familias. Las mujeres crían a los niños y elaboran artesanías. Dos de las artesanías más comunes son las naguas (un vestido tradicional tejido a mano elaborado con appliqué) y la chacara (un bolso tejido a partir de fibras de plantas). Estas artesanías a menudo se pueden encontrar en mercados y tiendas a través de la provincia de Chiriquí.
Similar a los Ngöbe-Buglé, los Emberá-Wounaan se componen de dos grupos que son culturalmente similares pero hablan diferentes lenguajes. A pesar de que en la actualidad son agrupados en un sólo grupo, originalmente fueron poblaciones diferentes con idiomas distintos; algunos miembros de los grupos todavía prefieren ser referidos como poblaciones separados. Ellos alcanzan los 29.000 y viven principalmente en comarcas a lo largo de las vertientes del Pacífico y del Caribe de Darién. Los antroprólogos creen que los dos grupos (tanto los Emberá como los Wounaan) emigraron de la región de Chocó de Colombia hace miles de años.
Los Emberá-Wounaan sobreviven con la agricultura y pesca de subsistencia. Históricamente fueron agricultores de roza-y-quema y cazadores, pero hoy en día esta práctica es restringida por su residencia cercana a un parque nacional. Las plantaciones de arroz y maíz han florecido en el Darién durante las últimas décadas, permitiéndole a los miembros de este grupo trabajar como obreros estacionales.
Los Emberá-Wounaan poseen una fuerte autonomía política en Panamá, aunque últimamente están comenzando a sentir la fuerza de las influencias externas. Los latinos están comenzando a asentarse en sus tierras, y los leñadores están comenzando a destruir gran parte de sus bosques. Además, hay presión para terminar la Carretera Interamericana hasta Colombia. Su cohesión cultural últimamente dependerá de si la carretera es completada o no. En caso de que suceda, será difícil para los pequeños grupos que habitan dentro de los bosques para evitar la asimilación. Sin embargo, hay un gran número de barricadas (incluyendo cuestiones medioambientales y conflictos fronterizos con Colombia), y todo parece indicar que la carretera no será terminada en el futuro próximo.
En las últimas décadas, algunos Emberá-Wounaan se trasladaron del Darién a comunidades a lo largo del margen del Río Chagres, el cual desemboca en el Canal de Panamá cerca de la Esclusa de Gatún. Muchas de estas comunidades dan la bienvenida a los turistas (particularmente los Parara Puru). A pesar de que las personas que aún habitan este lugar se aferran a sus costumbres tradicionales, algunas comunidades pueden sentirse un poco cursi. Las visitas a las comunidades rurales en el Darién también se pueden realizar.
Los Emberá-Wounaan son reconocidos por sus habilidades artísticas, particularmente por sus canastos y estatuas esculpidas. Los canastos se elaboran a partir de hojas del chunga (palma negra) y a menudo contienen hermosos patrones geométricos o escenas con animales. Algunos canastos son blanco con negro, mientras que otros exhiben vívidos tintes naturales. Los canastos de mayor calidad se tejen con tal hermetismo que se dice que pueden contener agua. Tanto las nueces del tagua (semilla de palmas tropicales) y del cocobolo (un tipo de palo de rosa) se tallan hasta formar estatuas que representan a los animales del bosque. Estos constituyen maravillosos regalos.
Los Emberá-Wounaan ocasionalmente se decoran a ellos mismos con tatuajes temporales realizados a partir de la tinta negra del fruto de la jagua. El líquido de la pulpa de este fruto se pinta en la piel con patrones geométricos de la cintura para arriba. Al principio el diseño es claro, pero conforme se seca se torna negro y el tatuaje emerge. Hoy en día, la mayoría de los Emberá-Wounaan sólo utilizan los tatuajes jagua para eventos especiales, pero aún así ofrecen los tatuajes a los turistas visitantes. Los tatuajes sin duda son únicos, pero debe ser advertido: la tinta no se lava hasta después de una semana como mínimo.
Los Naso son un pequeño grupo indígena que habita los extremos nororiental de Panamá, en la región de Bocas del Toro. Se encuentran dispersos en once comunidades a lo largo del Río Teribe, y son uno de los últimos grupos indígenas en las Américas que poseen una monarquía tradicional.
De acuerdo a los antecedentes del imperio colonial español, los Naso estuvieron presente en las tierras continentales de Bocas cuando los exploradores llegaron en el siglo XVI. Por lo tanto no es de extrañar que surgieran conflicos, y los españoles empujaron a los Naso fuera de sus tierras hasta las tierras altas cerca de la frontera con Costa Rica.
Se estima que quedan unos cuantos miles de Naso restantes en Panamá, aunque algunos viven en el sur de Costa Rica también. Los Naso se han permanecido aislados y relativamente autónimos por décadas, pero en estos días su cultura ha sido amenazada por la migración de los jóvenes, la actividad de los misioneros, la injerencia del turismo, y un gigantesco proyecto hidroeléctrico.
A diferencia de otros grupos indígenas en Panamá, a los Naso no se les ha garantizado su propia comarca. Esta es una seria problemática debido a que existen dos fuerzas que actualmente amenazan sus tierras ancestrales - una escena turística en desarrollo en el Parque Internacional La Amistad (donde muchos Naso viven) y la construcción de un enorme proyecto hidroeléctrico a lo largo del Río Teribe. La represa hidroeléctrica es una fuente principal de controversa dentro de la comunidad Naso. Muchos miembps temen que provocará la desintegración de su propia cultura, mientras que otros la apoyan por constituir una posible fuente de ingresos. El rey actual, reconocido por el gobierno panameño, favorece el proyecto.
A los Naso también se les conoce como los Teribe, o Tjër Di. Tjër es el Dios principal de los Naso. Su nombre se traduce en "Abuela del Agua" y conforma la raíz para la palabra "Teribe", el nombre del río que corre a lo largo de esta región.
Los hogares de los Naso se contruyen en pilotes y poseen techos de paja. Las familias con frecuencia comparten una casa o un conjunto de casas, y cocinan comidas simples a base de arroz, frijoles, y algún tipo de vegetal. Los Teribe probablemente le ofrecerán pequeñas artesanías a los turistas que visiten estas comunidades - figuras de animales, joyería, y pequeños canastos. La mayoría de los Naso son bilingües, hablando Naso y español, y visten ropas de estilo occidental. Muchos Nasos mayores de edad se aferran fuertemente a las creencias tradicionales, aunque hoy en día la mayoría de los Naso practican algún tipo de Cristianismo.
Los Bri Bri son otro grupo indígena que viven en la región de Bocas del Toro de Panamá. Este grupo se originó en la reserva de Talamanca de Costa Rica y algunos se movilizaron hasta el norte de Panamá; sin embargo, muchos Bri Bri aún viven en Costa Rica. Tan sólo unos cuantos miles viven en Panamá, y hablan tanto Bri Bri como español. La mayoría viven sin agua potable o electricidad, y sobreviven con una mezcla de agricultura de subsistencia, caza y pesca. Su relativo aislamiento les ha permitido mantener su identidad cultural, pero también ha resultado en un acceso reducido en la educación y la atención médica.
Los Bri Bri viven en clanes compuestos por su familia extendida. Los clanes son matrilineales, lo que significa que el clan de un niño está determinado por el clan al que pertenece su madre. En la sociedad Bri Bri las mujeres juegan un papel sumamente importante, y son las únicas que pueden hereder tierra o preparar cacao, una sagrada bebida usada en rituales y ceremonias. Al igual que otros grupos indígenas en el área, el árbol del cacao posee un lugar especial en la cultura Bri Bri. Se cree que su Dios, Sibö, transformó a una mujer en un árbol, y hasta en la actualidad estas ramas de cacao nunca han sido utilizadas como leña. Aparte de su función en las prácticas ceremoniales, las mujeres Bri Bri también utilizan el cacao para elaborar chocolate orgánico, conformando una fuente adicional de ingreso.
El último y más pequeño grupo indígena en Panamá son los Bokata. Sus números alcanzan una cifra un poco menor a mil individuos y habitan en la parte oriental de Bocas del Tro y al noroccidente de Veraguas. Los Bokata mantienen su propio lenguaje y cultura, y hasta finales de la década de 1970, prácticamente no existían calles a trvés del territori Bokata. Sin embargo, la presión de la socidad moderna está dificultando cada vez más la retención de las tradiciones y costumbres culturales para los Bokata. Cada año, los Bokata se integran cada vez más con la población local mestiza.
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