Generalmente se cree que las primeras poblaciones en conquistar América fueron cazadores-recolectores de la Edad de Piedra, quienes cruzaron el puente terrestre de Bering desde Siberia hasta Alaska hace aproximadamente 25.000 años. Estos cazadores-recolectores lentamente se dirigieron hacia el sur hasta eventualmente alcanzar Centroamérica. La primera cultura conocida en la región de Guatemala fueron los Clovis; se cree que vivieron aquí alrededor del año 11.000 A.E.C. y utilizaron herramientas de piedra como lanzas y cuchillas para cazar mamíferos.
Conforme el clima se calentó, las cosas cambiaron. La caza mayor poco a poco desapareció y como resultado emergió la agricultura; los cultivos básicos incluían chiles, calabazas, frijoles, y parientes del maíz. La agricultura basada en productos vegetales floreció a través de Mesoamérica y para el año 3.000 A.E.C. ayudaría a mantener centros de población de larga duración.
El Período Maya Preclásico se extendió desde 1.800 A.E.C. hasta 250 E.C. Durante este período, los Mayas desarrollaron habilidades agrícolas y artísticas adicionales. Se cree que los Mayas se vieron influidos por la cultura Olmeca en México, una cultura a menudo denominada como "la cultura madre" de Mesoamérica. Los Olmecas construyeron estructuras piramidales y grandes cabezas de piedra, dos objetos de suma importancia en la cultura Maya. Además, también trasladaron influencias artísticas, religiosas y políticas a los Mayas, incluyendo un sistema de escritura y el uso de un calendario conocido como el "Largo Conteo".
De manera creciente, los Mayas se volvieron mejores agricultores. Se utilizó la siembra en terrazas, el drenaje en zanjas, e incluso fertilizantes. El incremento en el rendimiento agrícola se traducía en más comida; la mayor abundancia de comida se traducía en más tiempo para especializarse en otras ocupaciones, como la escritura, la arquitectura, la matemática, y la astronomía.
Durante el período Preclásico Medio (1.000 – 300 A.E.C.), la población Maya continuó creciendo. Para el año 500 A.E.C., el sitio de Nakbé en Petén se había convertido en una de las primeras ciudades Mayas reales. En este momento otros asentamientos – incluyendo Tikal, Cival, y El Mirador – estaban construyendo sus primeras estructuras ceremoniales y astronómicas. Además, en ese momento, también se cree que a través de la región existió un lenguaje y un sistema de creencias compartido; esto pudo haber proporcionado la conexión social necesaria para los desarrollos futuros.
El período Preclásico Tardío abarcó desde los años 300 A.E.C. hasta 250 E.C. y presenció el crecimiento continuo de Nakbé, hasta alrededor del año 100 E.C., donde el enfoque se trasladó a la ciudad de El Mirador; la cual se encontraba a 12 km (7.5 mi) hacia el norte. A partir de ahí, El Mirador se convertiría en una gran ciudad con una población de alrededor de 100.000 personas.
En este tiempo la sociedad Maya era bastante estratificada. Los líderes y sacerdotes chamánicos organizaban ceremonias basadas en eventos astronómicos y de acuerdo a los calendarios. Otras ocupaciones especializadas también florecieron; incluyendo escribas, arquitectos, agricultores, y comerciantes. Con el desarrollo de la irrigación – haciendo uso de grandes reservorios y redes de canales – la agricultura continuó su proceso de intensificación.
Cerca del final del período Preclásico, la región se vio afectada por desastres naturales y guerra. En el año 150 E.C. El Mirador fue abandonado tras una sequía que redujo la producción agrícola de la región. La erupción del Volcán Ilopango en El Salvador también jugó un papel protagonista; gran parte de la región fue inundada por cenizas, lo cual condujo al abandono de los Kaminaljuyú alrededor del año 250 E.C. Asimismo, el mercado entre los Mayas y México se descompuso, y se tuvieron que reestablecer rutas hacia las llanuras del norte.
Este período, que se extendió desde 250 hasta 909 E.C., marca los mayores logros Mayas; primero que todo, la adopción del Calendario Perpetuo y una forma única de escritura de Maya. Durante el período Clásico, todas las ciudades, templos y palacios que hoy en día están en ruinas fueron construidos.
Gran parte del conocimiento que tenemos sobre este período viene de las estelas, enormes monumentos tallados que documentaron las vidas de líderes y eventos históricos que ocurrieron durante sus vidas.
Teotihuacán, una ciudad-estado en México Central con una población de 250.000 personas, fue muy influencial durante el período Clásico. A pesar de que técnicamente no fue parte de la cultura Maya, Teotihuacán envió comerciantes armados, o pochtecas, a esparcir la autoridad Maya a lugares como Yucatán y Petén. En los años 378 E.C. y 426 E.C. se establecieron nuevas dinastías en Tikal y Copán, lo cual introdujo nuevas creencias religiosas y estilos arquitectónicos.
Durante el siglo XI E.C., la influencia de Teotihuacán comenzó a decaer. A lo largo de este tiempo, Tikal y Calakmul fueron dominantes regionalmente e iniciaron una lucha por el poder. A fin de cuentas, Calakmul ganó al establecer una alianza con Caracol (ubicado en Belice actualmente) y derrotó a Tikal en 562 E.C. Esta victoria puso una pausa en la construcción en Tikal por los próximos 130 años.
Sin embargo, Tikal reafirmó su dominancia al derrotar a Calakmul en 695 E.C. y tomando control de las ciudades regionales de Waká y Río Azul. Durante este tiempo se construyeron varios monumentos y templos en Tikal; incluyendo seis de los grandes templos encontrados en el centro de la ciudad, los cuales fueron reconstruidos entre los años 670 y 810 E.C.
Durante el período Clásico Tardío, el arte, la arquitectura y la astronomía Maya se elevaron a nuevos niveles nunca alcanzados por ninguna sociedad precolombina. El comercio creció, al igual que la población Maya; para finales del período Clásico, hubo aproximadamente 10 millones de Mayas.
Para el año 750 E.C., la civilización Maya cayó en declive. Conforme las conexiones mercantiles y las alianzas se fueron deteriorando, las cosas comenzaron a cambiar en los aspectos políticos y sociales; esto condujo a un incremento en los conflictos militares entre las ciudades-estado. Aún así, hoy en día se considera que la caída de los Mayas fue el resultado de una combinación de factores.
Las complicaciones ambientales pudieron haber sido de las razones principales. Para finales del siglo IX E.C., las tierras bajas Mayas fueron intensamente deforestadas, lo que pudo haber ocasionado una severa sequía en la región. La sequía se vio seguida de un grave declive en la población; los agricultores se vieron inhabilitados de poder sustentar las altas demandas alimentarias de los densos centros poblacionales. Además, también se cree que una revuelta de campesinos y una extendida guerra entre las ciudades-estado – probablemente resultado de la disminución de los recursos – contribuyeron a la caída del imperio Maya. La mayoría de las ciudades Mayas principales fueron abandonadas.
Conforme la dispersión continuó desde el corazón del imperio Maya cerca del actual Petén, la gente se dirigió hacia áreas vecinas como Yucatán, Belice, y el sur de Guatemala. Estos lugares solían ser regiones marginales con escaso desarrollo, pero hoy en día tienen en su poder los últimos remanentes de la civilización Maya.
Las tierras altas de Guatemala también albergaron pequeños asentamientos tribales que lograban sustentarse por si solos por medio de la siembra en terrazas y la irrigación.
A finales del siglo XIII las tierras altas de Guatemala fueron invadidas por Mayas-Toltecas, una población que fue el resultado de una hibridación entre los Toltecas de México Central y los Mayas. Las aldeas guatemaltecas que solían ser pacíficas, poco a poco se volvieron más seculares y combativas.
Estos invasores rápidamente lograron establecerse como la élite gobernante y fundaron imperios que competirían, incluyendo los K’iche’, Tzutjíl, Kaqchikel, Ixil, Mam, Pipil, Mam, y Achi’. Conforme más tribus lograban establecerse, más fragmentada se tornaba la región. Curiosamente, estas mismas divisiones hoy en día existen entre los grupos indígenas presentes en las cadenas montañosas, principalmente en cuanto al lenguaje y los dialectos.
De estas tribus, los K’iche’ y los Kaqchikel se establecieron como los más dominantes. La región montañosa en su totalidad formó parte de una enorme lucha por el poder entre las tribus rivales. Cuando los españoles llegaron en el siglo XVI, astutamente se aprovecharon de estas rivalidades para alcanzar sus propios objetivos.
En el año 1521, los conquistadores españoles capturaron la capital Azteca de Tenochtitlán y comenzaron a idear la forma de expander su reino más allá de la ciudad. Dos años después, en 1523, Hernán Cortés envió a Pedro de Alvarado a Guatemala con una misión explorativa; en su misión, se vio acompañado de 120 jinetes, 300 soldados, y 200 guerreros mexicanos. Alvarado fue un famoso y cruel hombre quien ayudó a masacrar a los Aztecas años antes. En su camino hacia las tierras altas de Guatemala se topó con los K’iche’ en una batalla localizada en lo que hoy se conoce como la ciudad de Quetzaltenango. Durante los días previos a la llegada de los Españoles, los K’iche’ intentaron consolidar alianzas con las tribus vecinas, pero lamentablemennte fue en vano; últimamente, tendrían que enfrentar a los españoles completamente solos.
Tiempo después, Alvarado exclamó que se enfrentó a más de 30.000 guerreros K’iche’ liderados por Tecún Umán. De acuerdo a la leyenda, Alvarado se encontró con Umán en plena batalla y lo asesinó. Los españoles ganaron la batalla y quemaron cada rincón de la ciudad capital de los K’iche’.
Después de dicha victoria, los españoles se concentraron en conquistar otros grupos tribales. Los Kaqchikel formaron una alianza con los españoles y los ayudaron a establecer sus primeras sedes a lo largo de Iximché, la capital de los Kaqchikel. Con esta sede como punto de partida, los europeos aprovecharon para arrasar con otras tribus dentro de la región, incluyendo a los Mam, Poqomam, y los Tz’utujil.
Eventualmente, en el año 1537, los Kaqchikel cortaron toda relación con los españoles abandonando Iximché y trasladándose a las montañas para lanzar una guerrilla. Después de dicho receso, los españoles establecieron la ciudad capital de Santiago de Los Caballeros. Hoy en día, esta ciudad yace cerca de Antigua con el nombre de Ciudad Vieja. A pesar de sus mejores esfuerzos, los españoles nunca pudieron conquistar los Achi y a los Q’eqchi’; dos tribus ubicadas en lo que hoy es Verapaces. Provisionalmente, Alvarado cesó de intentar de controlar esta área.
Más adelante en el año 1537, la situación fue solucionada por el fraile Fray Bartolomé de Las Casas, quien llegó a la región con el objetivo de que los locales aceptaran tanto al Cristianismo como a los españoles. Impresionantemente, en tan sólo tres años, de Las Casas tuvo éxito; ya para el año 1540, todas las tribus de montaña se encontraban bajo el dominio español. Aún así, las rebeliones indígenas continuaron siendo parte de la historia de Guatemala a lo largo del tiempo.
Otro aspecto sumamente importante de la conquista de Guatemala por parte de los Españoles fue la introducción de enfermedades de origen Europeo sobre las cuales las poblaciones indígenas carecián de una respuesta inmunológica efectiva; incluyendo la peste, tifus, viruela, y el sarampión. En los primeros 30 años posteriores a la llegada de los españoles, estas enfermedades fueron responsables de la muerte de aproximadamente tres cuartos de los dos millones de habitantes de Guatemala.
En el año 1541, Alvarado murió en México mientras trataba de sofocar una rebelión. Aunque Alvarado nunca regresó a Guatemala, dejó atrás a una viuda llamada Beatriz de la Cueva. Tras la muerte de Alvarado, ella declaró un extendido período de luto en la ciudad capital; de la Cueva llegó a un punto en el que incluso ordenó que pintaran tanto el exterior como el interior de su palacio en color negro. Sin embargo, aparentemente la suerte nunca estuvo con ella o con la ciudad. Un terremoto que azotó a la región poco después de la muerte de Alvarado ocasionó un derrumbe desde el Volcán Agua que cubrió gran parte de la ciudad.
Después del desastre, la capital guatemalteca se trasladó a la región hoy conocida como Antigua (a unos cuantos kilómetros de distancia). Antigua funcionó como la sede administrativa para la Audiencia de Guatemala, la cual incluyó provincias de Costa Rica, San Salvador, Nicaragua, Honduras, Chiapas, y Guatemala.
Oficialmente conocida como Santiago de los Caballeros, la ciudad eventualmente se convertiría en la tercera ciudad más grande de la América Española Colonial (las otras fueron Lima y Ciudad México). La sociedad colonial se desarrolló por medio de líneas raciales, donde los españoles de sangre pura se encontraban en la cima y los esclavos indígenas en el fondo. Santiago de los Caballeros eventualmente fue destruida por una serie de terremotos en el año 1776. Posteriormente, la ciudad fue trasladada a su sitio actual, Ciudad Guatemala.
Durante este período, la Iglesia Católica – incluyendo varias sectas como los Dominicos, los Jesuitas, y los Franciscanos – tuvieron mucho poder. Se les garantizó grandes extensiones de tierras, al igual que el dominio sobre las poblaciones indígenas que vivían allí. Esto les permitió cultivar plantaciones de trigo, añil y azúcar, y por lo tanto recoger una ganancia considerable. La Iglesia, tanto a través de su dinero como de su poder, ayudó a construir iglesias, escuelas, hospitales, y universidades a través de Ciudad Guatemala.
En el centro de esta economía se encontraba el sistema de encomienda y repartimiento. Las encomiendas garantizaban la mano de obra y el tributo indígena en ciertas áreas geográficas. Las personas que poseían esta subvención contaban con el permiso de cobrarle impuestos a los indígenas y reclutarlos para trabajar; a cambio, el propietario se hacía responsable de mantener el orden y educar a los indígenas en el Catolicismo y el lenguaje Español. No obstante, la aplicación de este sistema fue mínimo. Evidentemente, los encomenderos explotaron a los indígenas ocupando sus tierras, incrementando impuestos, y condenando a los nativos a la servidumbre por deudas.
Sin embargo, la Iglesia Católica y el Fray Bartolomé de las Casas eventualmente persuadieron a la Iglesia Católica a pasar nuevas leyes en el año 1842, lo que reformó ligeramente el sistema. Bajo las nuevas reglas, los indígenas cesaron de ser esclavizados y el sistema de encomiendas fue abolido gradualmente. La Iglesia ordenó que los indígenas debían ser tratados y tributados con justicia. El clero y el público general con subvenciones de encomienda debían devolverlas inmediatamente a la corona Española; además, no podrían pasarlas a sus hijos por medio de herencias.
Lo que siguió después fue el repartimiento, un sistema que en general no fue muy diferente al anterior. Esta vez, los magistrados poseían el control de la distribución de los trabajadores, y solicitaban una donación de un 2-4 porciento para las poblaciones indígenas que trabajaban cerca de asentamientos españoles. Este estilo institucional de trabajo continuaría por muchos años tomando diversas formas.
Durante los años coloniales, la vida de los Mayas cambió radicalmente. Gran parte de esto se debió a los procesos de reducciones, donde las poblaciones indígenas solían ser congregadas en asentamientos y asimilaban la cultura y religión española. Entre los años 1543 y 1600, se crearon aproximadamente 700 asentamientos. Además de cumplir la función de controlar y pacificar a las poblaciones, esto también proporcionó una gran fuente de trabajadores para los españoles; con toda la agricultura y construcción que se estaba llevando a cabo, había una gran necesidad por mano de obra.
Tomando todo esto en consideración, no resulta sorprendente que muchas personas en Guatemala estaban bastante disconformes. El poder se encontraba en manos de los chapetones, la élite española que habitaba el país. Otras personas con poder fueron los creoles, quienes nacieron en el Nuevo Mundo pero poseían ascendencia española. Evidentemente, los más marginados fueron los indígenas de sangre pura.
A pesar de esta opresión, la independencia de Guatemala fue el resultado de influencias externas. En el año 1808, Napoleón invadió España y estableció una constitución liberal en el año 1812; con esto, un sentimiento de reforma se esparció a través de las colonias españolas. El general mexicano Agustín Iturbide declaró la independencia desde España, lo que motivó a Guatemala a hacer lo mismo. Aún así, el Capitán General de Centroamérica vigente, Gabino Gaínza, esperaba seguir manteniendo la misma estructura de poder; y contó con el apoyo de la Iglesia y los propietarios, quienes definitivamente perderían muchos beneficios con la independencia. El General Gaínza tuvo éxito y casi nada cambió. México envió tropas para anexionarse con Guatemala, y todo Centroamérica se combinó para formar el nuevo imperio de Iturbide.
En el año 1823, Iturbide fue destronado y Guatemala se unió a otros estados centroamericanos en una federación libre. Inspirados en las reformas liberales de Estados Unidos, la federación adoptó una constitución que abolió la esclavitud. Durante los primeros años de la independencia, hubo una constante lucha por el poder entre los conservadores y los liberales; los conservadores querían mantener el status quo de las estructuras políticas y económicas dominadas por la Iglesia, mientras que los liberales aspiraban por una nación más igualitaria.
En 1830, los liberales en Guatemala, El Salvador, y Honduras se unieron bajo el liderazgo de Francisco Morazán, un general Hondureño. Bajo su liderazgo, Mariano Gálvez se volvió jefe de estado y estableció un gran número de reformas liberales; incluyendo el juicio ante un jurado, matrimonio civil, reforma educativa, y la abolición de la pena de muerte.
Sin embargo, diez años después una revuelta volvió a atacar, esta vez por parte de los grupos indígenas en las montañas. El gobierno fue destituido por el carismático (e iletrado) Rafael Carrera, quien con tan sólo 23 años de edad gobernó desde 1844 a 1865. Carrera se encargó de revertir las reformas y de restaurar los órdenes religiosos a sus posiciones anteriores. Además, también se reinstalaron los derechos españoles.
Bajo el liderazgo de Carrera, Guatemala combatió una guerra con el General Morazán y la federación, y en el año 1847 Guatemala finalmente se liberó del gobierno de la federación. Internamente, el conflicto más grande vino de un área en el altiplano occidental conocida como "Los Altos". Aunque esta región se había declarado como una república independiente, pronto fue reestablecida como parte del estado guatemalteco.
Carrera murió a los 50 años en 1865 y fue sucedido por Vicente Cerna, un conservador que gobernó Guatemala durante los próximos seis años. En este tiempo hubo varias rebeliones liberales, pero todas fracasaron.
En el año 1871, los rebeldes Justo Rufino Barrios y Miguel García Granados comenzaron a marchar desde Guatemala hasta México. Con ellos caminaba una fuerza de tan sólo 45 hombres, aunque de camino reclutaron más personas. El 30 de junio de 1871 lograron ocupar la capital de Guatemala e instalaron a Granados como el líder del nuevo gobierno liberal. Sin embargo, Granados hizo poco, por lo que en el año 1872 el enojado Barrios tomó la capital y demandó nuevas elecciones. Asimismo, logró ganar las elecciones sin dificultad alguna.
Barrios realizó cambios rápidamente, de los cuales los más notables involucraban reformas educativas y la separación de la Iglesia y el estado. La Universidad de San Carlos fue modernizada y secularizada, se prohibieron las procesiones religiosas públicas, y a los clérigos se les prohibió vestir su túnica usual. Indignados, la Iglesia excomulgó a Barrios, y en respuesta él expulsó al arzobispo.
Barrios era un hombre arrogante y con hambre de poder. Tenía conexiones secretas con policiás a través del país y con hombres poderosos en las áreas rurales. Además, se encargó de profesionalizar al ejército mediante la creación de una academia militar, la Escuela Politécnica, la cual aún hoy en día continúa funcionando. Barrios poseía una mentalidad occidental con la cual favorecía las ideas Europeas sobre las indígenas; como consecuencia, los inmigrantes Europeos (particularmente los alemanes) eran bienvenidos con gran cortesía, mientras que la gente Maya era considerada inferior.
Durante este tiempo también se pusieron ciertas reformas agrícolas en camino. La cultivación y exportación del café creció con gran rapidez y llegó a dominar la economía guatemalteca. Las políticas de Barrio ayudaron a mantener un número constante de campesinos trabajando intensivamente; por ejemplo instaurando una cosecha incesante. Los indígenas eran vistos como perezosos por los ojos de las élites, lo cual contribuyó a justificar los métodos inmorales utilizados para emplear esta exagerada fuerza de trabajo. Por lo tanto, mandamiento reemplazó al régimen de repartimiento, sin embargo siguió siendo usado para que las aldeas siguieran brindando cierto número de trabajadores cada año. Además, el peonaje por deuda también era comúnmente utilizado para forzar que a los indígenas a trabajar.
En el año 1885, Justo Rufino Barrios fue asesinado en una batalla mientras se luchaba por un Centroamérica nuevo y unificado. Varios presidentes similares le siguieron, cada uno con un mandato relativamente breve. Manuel Estrada Cabrero fue uno de los únicos que mantuvo el poder por un período de tiempo considerable. Bajo su gobierno, grandes negocios florecieron y las uniones fueron restringidas. Estuvo en el poder desde el año 1898 hasta 1920, momento en el que fue declarado mentalmente inestable.
Bajo el liderazgo de Cabrera, la agricultura mantuvo un crecimiento constante. Cultivadores de café alemanes se establecieron cerca de Las Verapaces y para el año 1913 llegaron a poseer 170 de las plantaciones de café en Guatemala. La United Fruit Company, propiedad de Estados Unidos, también alcanzó prominencia durante este tiempo. Apodada "El Pulpo", la United Fruit Company tuvo gran influencia a través de gran parte de Centroamérica.
La compañía comenzó en Costa Rica pero en el año 1901 se trasladó a Guatemala; compró una pequeña extensión de tierra para sembrar bananos y tres años después firmó un contrato para construir el ferrocarril que conectó a Ciudad Guatemala con Puerto Barrios. Para el año 1912 la compañía tomó propiedad de la red de ferrocarriles del Pacífico y consolidó un monopolio en el transporte dentro del país. Con esto, el cultivo del banano experimentó gran auge en la economía; ya en el año 1934, la United Fruit disponía de extensiones de tierra colosales y exportaba alrededor de 3.5 billones de racimos de banano cada año. En el año 1941, aproximadamente 25.000 guatemaltecos fueron empleados por la industria bananera.
A fin de cuentas, la United Fruit fue una importante fuerza política y económica en Guatemala. La influencia de Estados Unidos definitivamente jugó un papel protagonista en esto. A mediados del siglo XX, la United Fruit Company junto con la C.I.A. ayudaron a planificar el derrocamiento del presidente guatemalteco Arbenz, dado a que sus políticas de reforma agraria iban en desacuerdo con los intereses propios de la compañía.
En medio de todo esto fue cuando Jorge Ubico llegó al poder. Parecido a presidentes pasados, Ubico apoyó incondicionalmente el agronegocio con Estados Unidos y a la élite más poderosa del país. Promovió las exportaciones, especialmente con Estados Unidos; de hecho, para el año 1940 cerca del 90 porciento de las exportaciones guatemaltecas estuvieron dirigidas a Estados Unidos. La influencia de este país era tal, que durante la Segunda Guerra Mundial, los propietarios alemanes fueron expulsados del país.
La seguridad interna del país se volvió una obsesión para Ubico, y poco a poco llegó a ponerse paranoico al respecto. Llegó a creer que él era la reencarnación de Napoleón, por lo que creó una red de informantes que utilizaba para reprimir a su oposición. Conforme se iba afianzando cada vez más del poder, la oposición se tornaba cada vez más explícita y bulliciosa. En el año 1934, Ubico reveló un complot de asesinato y ejecutó a 300 conspiradores sospechosos. Diez años después, en 1944, el descontento social alcanzó un punto clímax cuando protestantes violentos en la calle forzaron la renuncia de Ubico.
Tras el derrocamiento de Ubico, estudiantes, profesionales e incluso los oficiales del ejército comenzaron a exigir libertad y democracia. Se hicieron las elecciones respectivas y Juan José Arévelo, un profesor exiliado viviendo en Argentina, ganó la presidencia con una abrumadora mayoría de votantes. El mismo asumió el cargo el primero de Marzo del año 1945.
Bajo el liderazgo de Arévelo, Guatemala progresó rápidamente gracias a su disposición por alcanzar una reforma estructural en el país. Se le otorgó prioridad a la atención médica y a la educación; se construyeron nuevas escuelas y hospitales, y así comenzó la campaña de alfabetización. Las leyes de vaganbundeo fueron abolidas y se estableció un código de trabajo que permitió las representaciones sindicales que le otorgó a los trabajadores el derecho a realizar huelgas. Las extensiones de tierra fueron arrebatadas de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, y se convirtieron en cooperativas de campesinos. Además, se le ofreció asistencia crediticia y técnica a los agricultores campesinos.
Como cabe esperar, los viejos poderes en Guatemala – principalmente la Iglesia, los políticos, la aristocracia terrateniente, y la élite de negocios – se opusieron al cambio. El ejército estaba dividido del mismo modo; durante este tiempo hubo 25 golpes de estado fallidos por parte de los miembros conservadores del ejército. En medio de este polarizado ambiente, Arévelo luchó fervientemente para promulgar más reformas durante sus últimos años.
Su sucesor fue Jacobo Arbenz Guzmán. Guzmán continuó realizando reformas similares a las de Arévelo, principalmente centradas en el desarrollo económico y la independencia de la influencia extranjera. La Ley de Reforma Agraria de 1952 estuvo en el corazón de estos programas económicos. El objetivo de esta consistió en redistribuir la propiedad de las tierras dividiendo las grandes plantaciones y abogando por fincas más pequeñas, pero más productivas. En el año 1945, antes de las reformas agrarias, se estima que alrededor del 2 porciento de la población del país controlaba el 72 porciento de la tierra cultivable; mientras que sólamente un 12 porciento de estas tierras estaban siendo cultivadas.
Una parte importante de la ley se centró en limitar las exportaciones de la tierra barbecha. En ese entonces, la United Fruit Company solía ser el propietario más grande de Guatemala. Sin embargo, el 85 porciento de la tierra de la United Fruit Company permanecía sin cultivar, por lo que se encontraban sujetas a la expropiación.
La United Fruit mantenía fuertes lazos con el gobierno de Estados Unidos y la C.I.A. La compañía estuvo presionando a la C.I.A. para que se deshiciera de los gobiernos reformistas en el país, pero no fue hasta la administración de Eisenhower que finalmente contaron con su apoyo en Washington.
La oligarquía guatemalteca y los sectores militares conservadores cada vez estaban más disconformes con Arbenz. En el año 1951, se le otorgó un estatus legal al Partido Comunista y se eligieron cuatro miembros parlamentarios entre los 58 asientos legislativos. Hoy en día, no es claro qué tan extendido estaba el apoyo por el Comunismo, pero a pesar de ello Estados Unidos acusó al gobierno guatemalteco de poseer profundos vínculos comunistas y decidió intervenir. La C.I.A jugó un papel protagonista en organizar el derrocamiento de Arbenz en 1954 por medio de una invasión militar desde Honduras. Por consiguiente, un ejército compuesto de exiliados y mercenarios invadió el país. Además, estos estaban acompañados de varios gobiernos militares, apoyados principalmente por miembros conservadores de la sociedad y la asociación militar-oligárquica.
Por los próximos 30 años, el ejército dominó la política guatemalteca. En este tiempo, la Guerra Fría también se estaba desarrollando, por lo que Estados Unidos seguía extendiendo la mano a represivos dictadores en el nombre de combatir el Comunismo.
La Constitución de 1945 fue revocada y las reformas realizadas en los años anteriores fueron revertidas. Una vez más la oligarquía fue poderosa, mientras que los campesinos, los reformistas agrarios, y las uniones laborales eran cada vez más reprimidos.
Castillo Armas mantuvo la presidencia hasta 1957, año en el que fue asesinado por uno de sus propios guardas. Después le siguió Miguel Ydígoras Fuentes, un antiguo oficial militar que ahora representaba al Partido de Renovación Nacional. Sus cortos cinco años de gobierno fueron corruptos y sumamente improductivos. La oposición se apresuró, e Ydígoras fue derrocado en un golpe de estado en el año 1963 (con la ayuda de Washington).
El gobierno militar de Alfredo Enrique Peralta Azurdia fue el siguiente en el poder. Al mismo tiempo, Turcios Lima y Marco Yon Soda, unos jóvenes oficiales militares que realizaron un intento de golpe de estado en 1960, se embarcaron en una guerra tipo guerrilla desde las cadenas montañosas del este. Y así comenzó un largo conflicto armado entre el gobierno guatemalteco y los rebeldes izquierdistas. La batalla empeoró cuando las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), otro grupo armado rebelde, se unió al conflicto.
En el año 1966, Julio Cesar Montenegro del Partido Revolucionario izquierdista llegó al poder. Su proclamado "tercer gobierno de la revolución" trató de mantener reformas similares a las de Arbenz y Arévelo, pero el gran dominio militar del país no permitió muchos cambios. Su período de poder observó un incremento sustancial en la violencia política; cientos de unionistas, estudiantes y académicos fueron asesinados.
Con la década de 1970 a la vuelta de la esquina, el movimiento guerrillero del altiplano oriental era casi inexistente. Por lo tanto, la FAR decidió concentrarse en Ciudad Guatemala; en el año 1968 secuestraron y asesinaron al embajador estadounidense John Gordon Mein.
Guatemala continuó en esta dirección durante gran parte de las décadas de 1970 y 1980. La economía era pobre, la política una broma, y la violencia común. Cada gobierno se tornaba cada vez más violento en respuesta a los grupos guerrilleros. Tal vez como era de esperar, el gobierno siguió perpetuando un sistema que apoyaba a la minoría más adinerada mientras que se encargaba de reprimir a los campesinos pobres y analfabetas. El crecimiento de la clase media urbana además era reprimida por el ejército.
Estados Unidos seguía apoyando financieramente (y logísticamente) al gobierno guatemalteco. Ayudó a capacitar a más de 30.000 policías guatemaltecos a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional. La Policía Nacional estaba íntimamente relacionada con los escuadrones de la muerte paramilitares que operaban en las ciudades del país. Estos grupos extremistas conservadores ayudaron a bajar el tono de las organizaciones izquierdistas que buscaban cambios y reformas.
En el año 1971 se formó una nueva unidad guerrillera. Conocida como la Organización del Pueblo en Armas (ORPA), el grupo estaba liderado por Rodrigo Asturias, hijo del novelista ganador del Premio Nobel de la Paz. Su grupo invirtió ocho años reclutando y entrenando combatientes. Este grupo lanzó su primer ataque en el año 1979, donde ocuparon una plantación de café cerca de Quetzaltenango.
Otra organización guerrillera, el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), se unió en el año 1975. Pasaron varios años desarrollando vínculos con los campesinos de la selva de Ixcán y fueron famosos por ejecutar a un despiadado propietario de Ixcán. En esta época el ejército guatemalteco comenzó a actuar de una forma cada vez más violenta con los campesinos en las áreas de jungla remotas; a menudo se asesinaban campesinos durante las batallas entre el ejército y los grupos rebeldes.
El 4 de febrero de 1976, un potente terremotó golpeó las tierras montañosas. Este terremoto provocó alrededor de 23.000 muertes, 77.000 personas heridas, y que casi un millón de personas quedaran sin hogar. Conforme el país trabajaba en una recuperación, hubo un nuevo esfuerzo por renovar las injusticias sociales e incrementar la actividad de las uniones sindicales.
Aún así, las elecciones de 1978 fueron una farsa. Romeo Lucas García asumió el cargo y continuó la represión; en su lista negra también estaban incluidos los periodistas, los sindicalistas, y los académicos. La actividad guerrillera se incrementó en las áreas rurales; habían cuatro grupos guerrilleros, 6.000 combatientes, y más de 250.000 colaboradores. El gobierno se concentró en eliminar a todo aquel que estuviese relacionado con las guerrillas. Se cree que aproximadamente 25.000 guatemaltecos fueron asesinados durante los cuatro años que Romeo Lucas García permaneció en el poder. Durante este período hubo asesinatos bastante desagradables, incluyendo una masacre de campesinos en la aldea de Panzós y un ataque con bombas en la Embajada Española, la cual en ese entonces solía ser ocupada por líderes campesinos.
En 1982, los grupos rebeldes guatemaltecos se unificaron para formar la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). Este grupo logró continuar funcionando como una entidad política que trabajó fervientemente para alcanzar sus objetivos.
En el año 1988, un golpe de estado dirigido por jóvenes oficiales militares lograron derrocar al recién (y corruptamente) elegido presidente. En su lugar, se instaló el General Efraín Ríos Montt. Los líderes del levantamiento defendieron sus acciones bajo el argumento de que las últimas tres elecciones fueron una farsa. Con esto, muchas personas sostenían la esperanza de que Guatemala pasaría a una época nueva más pacífica.
De alguna forma las cosas sí mejoraron ligeramente bajo el gobierno de Ríos Montt. Él fue un Cristiano Evangélico que creía en la ley y el orden y buscaba eliminar la corrupción. Ríos Montt logró purificar al gobierno guatemalteco de las fuerzas armadas y líderes corruptos; además, realizaba ejecuciones públicas rutinarias de criminales para demostrar que el crimen y el desorden no serían aceptados.
En un caso particularmente notable, ofreció amnistía a las guerrilas durante el mes de junio del año 1982. Sin embargo, debido al miedo y a la falta de confianza, sólo unos cuantos aceptaron. Rechazado por lo que él creyó que era una generosa oferta, Ríos Montt desató nuevos esfuerzos para mitigar la insurgencia en las guerrillas y a cualquiera que estuviera relacionado con ellas. Aldeas enteras fueron destruidas, los sobrevivientes fueron trasladados a nuevas "aldeas modelo". Estas aldeas le permitirían al ejército vigilar de cerca a los campesinos.
Al mismo tiempo, el gobierno instituyó un nuevo sistema de trabajo forzado. Las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC), formada por campesinos, solían ser obligadas a ejercer patrullas nocturnas bajo la orden de reportar actividades sospechosas. Si las patrullas fallaban en reportar actividades sospechosas, el ejército las vería con ojos de sospecha.
Durante este tiempo, se estima que alrededor de 100.000 indígenas guatemaltecos huyeron del país hacia México o Estados Unidos.
Ríos Montt se mantuvo en el poder por un año antes de que fuera derrocado por un golpe de estado militar (con el apoyo de Estados Unidos) en 1983. La idea del levantamiento fue establecer una democracia real en Guatemala. Las elecciones fueron programadas para el año 1985, pero mientras tanto el General Mejía Víctores fue instalado como jefe de estado temporal. Mientras se esperaba por las elecciones, la represión militar continuaba. Durante este tiempo, alrededor de 440 aldeas fueron destruidas y más de 100.000 personas fueron asesinadas.
Fue en medio de este clima que las primeras elecciones libres en treinta años se llevaron a cabo. Vinicio Cerezo Arévalo, un Demócrata Cristiano, ganó las elecciones con gran facilidad. La esencia de la democracia parecía finalmente sentirse en el aire. Pero aún así, permanecía bastante claro que el ejército seguía manteniendo gran parte del poder en Guatemala.
Sin embargo, eso no detuvo a Cerezo de intentar promulgar reformas democráticas simples. Él decidió trabajar a través del sistema establecido en lugar de evitarlo, así que mantuvo íntimos vínculos con poderosos propietarios, empresarios, y generales militares. De esta forma, la violencia en las áreas rurales se redujo por algún tiempo.
En el año 1987, varios líderes Centroamericanos se reunieron en el pueblo guatemalteco de Esquípulas y firmaron un acuerdo con la esperanza de que trajera paz y democracia a la región. Conocido como Esquípulas II, el tratado comenzaría negociaciones pacíficas entre el gobierno guatemalteco y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).
La represión y la violencia se redujeron significativamente, pero no desaparecieron. Los conflictos armados continuaron en las partes remotas de las montañas y los escuadrones de la muerte paramilitares siguieron aterrorizando a los campesinos. Algunas de las atrocidades más famosas incluyen el secuestro y tortura de la Hermana Dianna Ortiz en el 1989, y el asesinato del estadounidense Michael Divine, quien solía vivir en una granja en Petén. Ortiz logró sobrevivir a la terrorífica experiencia y posteriormente se dirigió a Estados Unidos a contar su historia a los noticieros.
Nuevamente las uniones sindicalistas fueron permitidas, pero el mejoramiento económico fue mínimo. El Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) también entró a la escena y exigía respuestas sobre los miembros familiares y amigos desaparecidos. A pesar del ambiente turbulento y amenazador, el GAM siguió adelante y ayudó a reunir el reconocimiento oficial de los horrores cometidos durante la guerra civil guatemalteca.
La Constitución de 1985 solía impedir la posibilidad de un segundo período de gobierno para los presidentes vigentes. Además, también prohibía que cualquiera que llegara al poder por medio de un golpe de estado militar pudiera participar en unas elecciones presidenciales. A la luz de esto, Jorge Serrano Elías tomó el liderazgo de Guatemala en el año 1991. Serrano había ejercido en el gobierno de Ríos Montt, y había una especulación extendida sobre la posible influencia secreta de Ríos Montt en la administración de Serrano.
En 1992, el Premio Nobel de la Paz fue entregado a una activista indígena guatemalteca con el nombre de Rigoberta Menchú Tum, quien llamó la atención hacia la guerra civil del país. Esto permitió que se le prestara más atención a las poblaciones indígenas de Guatemala.
Sin embargo, se probó que Serrano era un líder incompetente, y hubo acusaciones sobre sus conexiones con los carteles de drogas de Colombia. Todo esto condujo a un golpe de estado dirigido por él mismo en mayo de 1993; asumió un poder dictatorial y disolvió el Congreso, lo que produjo corrupción y anarquía social.
Hubo varias protestas nacionales y Estados Unidos retiró su apoyo del gobierno de Serrano; dos días después fue revocado del poder. El Congreso votó a favor de Ramiro de León, el defensor nacional de los derechos humanos, para culminar el período de gobierno de Serrano.
De León tenía la esperanza de lograr una estabilidad política más duradera. Inició su presidencia reorganizando los miembros de los altos mandos del ejército. Las guerrillas tuvieron avances con la administración vigente; por lo tanto, se firmó un acuerdo sobre los derechos humanos indígenas y se estableció la creación de la Misión de Naciones Unidas en Guatemala (MINIGUA) para supervisar los tratados de paz después de que el acuerdo final fuera firmado. Sin embargo a pesar de esto, De León fue incapaz de lograr un verdadero cambio en la problemática con el crimen, reformas agrarias, e impuestos.
Las elecciones presidenciales del año 1996 fueron ganadas por Alvaro Arzú Irigoyen, antiguo alcalde de Ciudad Guatemala y miembro del Partido de Avance Nacional (PAN). Arzú fue un empresario que mantenía conexiones profundas con la oligarquía. Él buscaba alcanzar el cremimiento económico de Guatemala mediante el desarrollo del sector privado en un mercado libre.
Arzú también logró un gran avance con la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) cuando firmó el "Acuerdo de Paz Firme y Duradera" el 29 de diciembre de 1996. Se tenía la esperanza de que estos acuerdos marcaran el inicio de un nuevo Guatemala; después de años de negociaciones entre el gobierno y las guerrillas, se podían apreciar verdaderos avances en curso. Desafortunadamente, no se logró cumplir todo lo que establecían estos acuerdos de paz.
Un reporte por parte de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de las Naciones Unidas (CEH) siguió el acuerdo muy de cerca. Este reporte culpaba al ejército y a las patrullas de autodefensa civil de casi toda la violencia, y estimó que alrededor del 80 porciento de las víctimas fueron Mayas. El conteo final de muertes fue de aproximadamente 200.000 personas muertas, con 50.000 casos de desapariciones forzadas.
A pesar de los renovados intentos por la paz, la violencia seguía azotando a Guatemala. La Iglesia Católica también llevó a cabo un reporte que culpaba directamente al ejército. Dos días después, el Obispo Juan Gerardi Conedera fue asesinado en su casa, probablemente a manos del ejército. La situación de la seguridad en Guatemala se vería aún más deteriorada; los robos a mano armada, los asesinatos, y los secuestros estaban ocurriendo a niveles nunca antes vistos. Tan sólo en el año 1997, 1.000 personas fueron secuestradas.
Aún así, Arzú se las arregló para reducir la corrupción en el gobierno y puso todos sus esfuerzos en algunos proyectos de infraestructura. Además, también privatizó varias agencias gubernamentales, incluyendo a la compañía telefónica. Los guatemaltecos reconocieron y apreciaron su arduo trabajo; incluso hoy en día, Arzú es ampliamente reconocido en Guatemala.
En el año 1999 se realizaron las elecciones presidenciales. Alfonso Portillo participó con una agenda populista y ganó; su campaña estuvo repleta de promesas por reducir el crimen, la pobreza, y la corrupción. Su partido, el Frente Republicano Guatemalteco (FRG), fue una creación de Ríos Montt, el antiguo presidente responsable de muchas de las atrocidades cometidas contra los indígenas a inicios de la década de 1980.
Tomando esto en consideración, es lógico darse cuenta que la administración de Portillo fue una de las peores en la historia de Guatemala. De hecho, fue tan mala que muchos analistas se refieren a su tiempo en el poder como el "Estado Corporativo Mafioso". ¿A qué se refieren con esto? En pocas palabras, había un tipo de alianza entre la clase más alta, la policía, el ejército, y los criminales para controlar el mercado negro; incluyendo el tráfico de drogas y armas, el lavado de dinero, secuestros, la tala ilegal, y el robo de vehículos.
Y todo esto es considerando únicamente el lado ilegal de las cosas. De acuerdo al Reporte de Amnistía del año 2002, estos grupos también trabajaron para crear un monopolio sobre las industrias legales, como la industria del petróleo. Se acostumbraba intimidar y hasta asesinar personas para asegurar los intereses financieros de la élite más poderosa de Guatemala. Al parecer, de alguna forma gran parte del país solía estar vinculado con esta enorme ola de crimen.
Simultáneamente, Efraín Ríos Montt — un dictador que fue jefe de estado durante algunas de las peores atrocidades patrocinadas por el gobierno en la historia — fue elegido como presidente del Congreso. Con esta estructura gubernamental, la corrupción se disparó y Ríos Montt volvió a retener un enorme poder a través de Portillo, quien jugaba el papel de una marioneta.
Hubo una segunda rondal electoral entre los dos candidatos más populares. El ganador fue Óscar Berger Pardomo del partido GANA. Berger fue un ex-alcalde de Ciudad Guatemala y solía tener profundos vínculos con la élite económica del país. Aún así, prometió purificar el país de la corrupción y la terrible ineficiencia que heredaría después de las elecciones. Contrató y estableció un gabinete diverso, y se puso a trabajar.
Durante el reino de la FRG, la Tesorería Nacional fue completamente corrupta; el lavado de dinero, el robo, y la creación de cuentas bancarias secretas en México, Panamá, y Estados Unidos fueron procesos implicados en este gobierno. Berger le prometió al público general traer a los oficiales de la FRG a juicio. Sorprendentemente, logró mantener su promesa, y muchos de esos oficiales hoy en día se encuentran tras las rejas esperando sus respectivos juicios. Portillo huyó silenciosamente a México, donde ahora reside.
A pesar de los esfuerzos, el crimen continuó siendo uno de los problemas principales en el país. Las pandillas se esparcieron, y en cierto punto hubo alrededor de 16 homicidios por día. Berger intentó eliminar a los miembros corruptos de la policía y también creó patrullas conjuntas compuestas de policías y militares.
Los poderes legislativo y judicial del gobierno seguían teniendo oficiales corruptos y continuaban manteniendo vínculos con grupos secretos. Con la ayuda de la ONU, el gobierno guatemalteco creó la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) en el 2006. La comisión estaría compuesta por detectives internacionales que brindarían información al Ministerio Público para ayudar a investigar estructuras de poder paralelas. A pesar de que Estados Unidos y demás naciones extranjeras han prometido apoyo financiero, la comisión aún no ha despegado apropiadamente.
En un desgarrador ejemplo en el año 2007, tres diplomáticos salvadoreños y sus choferes fueron disparados y quemados en sus respectivos carros justo afuera de Ciudad Guatemala. Una incansable investigación reveló que unos oficiales superiores de la policía de la Dirección General de la Policía Nacional Civil (DINC) fueron los culpables. A pesar de que al principio la culpa fue atribuida a miembros de pandillas, la investigación posterior reveló que el incidente implicaba a oficiales gubernamentales de alto rango, quienes poseían lazos con el crimen organizado y los escuadrones de la muerte.
Berger instituyó nuevas políticas económicas, incluyendo la elaboración de algunos servicios y proyectos del gobierno en entidades privadas. Además, también ayudó a ratificar el Tratado de Libre Comercio Centroamericano, el DR-CAFTA, y aseguró los derechos de explotación minera para las compañías multinacionales involucradas en dicho negocio. La economía creció sustancialmente, y hubo un ambiente más apto para las inversiones.
Berger también desarrolló importantes proyectos de infraestructura, incluyendo nuevos aeropuertos y carreteras que harían a Guatemala más llamativo para los inversionistas.
No obstante, Berger ha sido criticado por no desarrollar las zonas rurales del país, donde gran parte de las poblaciones indígenas viven. Sin embargo, fue él quien creó los llamados gabinetes móviles, los cuales permitirían que las personas de las áreas rurales pudieran dirigir sus peticiones directamente al presidente y a sus miembros del gabinete durante su visita a sus respectivos pueblos.
Guatemala sigue recuperándose de su tumultoso pasado. Durante la última década, el país ha mejorado en el desarrollo y actualmente es una de las economías más grandes en Centroamérica. No obstante, la riqueza sigue siendo repartida desigualmente y la pobreza permanece endémica.
La violencia es un problema en las áreas cercanas a la frontera con México, donde las pandillas transnacionales y demás organizaciones criminales habitan. La violencia suele no estar enfocada en los turistas, pero aún así, los viajeros son advertidos de mantenerse lejos de estos lugares.
Guatemala tiene mucho por ofrecer a los visitantes, incluyendo una vibrante cultura, las antiguas ruinas, y hermosos paisajes. Al entender el pasado de Guatemala, se tiene una mejor idea de los desafíos que el país enfrenta y de cuál es la mejor ruta por tomar. Los turistas juegan un papel protagonista en el continuo desarrollo de Guatemala; el turismo inyecta dinero a la economía y ayuda a mejorar la infraestructura de las comunidades locales. La historia de Guatemala continúa, y a fin de cuentas, todos jugamos un papel en su futuro.
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