Establecido a una elevación de 2.850 metros, Quito es la capital más alta del mundo. La población de esta ciudad bulliciosa es una mezcla contrastante de los ecuatorianos luciendo sus trajes de negocios elegantes y la ropa indígena colorida. Esta diferencia ejemplifica la mezcla de políticas, historia y la cultura que definen a Quito. Fundado en el siglo XVI sobre las ruinas de una ciudad Inca, Quito ha sido declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y un destino principal para aquellos que visitan Ecuador.

Como la ciudad más grande de Ecuador, Guayaquil es el centro comercial del país. Sus calles abarrotadas cuentan con un gran número de hoteles impresionantes, restaurantes y plazas.

Cuenca es una maravilla colonial y una de las ciudades más atractivas de Ecuador. Ubicada en las tierras altas, sus calles encantadoras, plazas grandes e iglesias abarcan múltiples niveles en las laderas de las montañas, haciendo de la ciudad un lugar que realmente vale la pena.

La isla de Santa Cruz es el centro de visitantes de Galápagos. Como la segunda isla más grande de Galápagos, Santa Cruz es caracterizada por sus tierras altas húmedas, el pueblo animado de Puerto Ayora y varias playas de aguas cristalinas.

La ubicación de Latacunga, es un punto de partida ideal mientras busca aventura en el Parque Nacional Cotopaxi. Una vez en la ciudad, no se puede perder el centro histórico encantador y la gastronomía local abundante.

Un centro mochilero tumultuoso, Montañita ofrece a los viajeros un panorama animado junto a las playas de arena blanca y al surf de fama mundial.

Situado en el corazón de la Sierra Central, Riobamba es una ciudad comercial, con distritos históricos y muy cerca de la Reserva Ecológica Chimborazo.

Las calles animadas de Loja, llenas de estudiantes universitarios, hombres y mujeres de negocios, dan un ambiente juvenil. Para los visitantes, el distrito histórico de Loja, lleno de iglesias y plazas pintorescas, hacen de este destino un sitio que vale la pena visitar.

Si llega el sábado a Otavalo, quizás ni siquiera vea el pueblo. Sin embargo, lo que verá es uno de los mercados más grandes al aire libre en los Andes. Las calles llenas de personas, con vendedores ofreciendo sus textiles brillantes y artesanías coloridas, definitivamente lo tendrá ocupado durante varias horas buscando el recuerdo ecuatoriano perfecto.

La playa llena de visitantes y los condominios de gran altura de Salinas, son una prueba de su conocida reputación. A pesar de las multitudes, los diferentes hoteles de lujo y los restaurantes finos que rodean la playa deslumbrante de Salinas hacen de esto una parada merecedora.

Después de incontables kilómetros de giros y curvas a través de la espectacular Sierra Sur, el pueblo de Alausí aparece. A menudo se pasa por alto, pero este pueblo tranquilo es una parada que invita al descanso mientras explora está región.

Escondido en la sombra del volcán Imbabura, Ibarra es un destino tranquilo y discreto. Los edificios coloniales le dan a Ibarra el nombre de La Ciudad Blanca. Este lugar ante todo es un centro comercial y los lugareños no están tan preocupados por los turistas, como sí lo están en otros pueblos más populares. La gente de la zona estará encantada en compartir sus calles adoquinadas, las plazas rodeadas de palmeras y los mercados coloridos con sus visitantes.

El tiempo parece moverse lentamente en Vilcabamba. Quizás por eso se dice que sus residentes son los mayores en el país. Con varios sitios de spas relajantes y un ambiente hippie, Vilcabamba es lo más cerca que se puede llegar a la fuente de la juventud durante su viaje en Ecuador.

Un destino conocido entre los surfistas, el largo tramo de playa de Mompiche y la ubicación remota, ofrece un sitio tranquilo para escaparse a lo largo de la costa de Ecuador.